El contenido sobre Psicología en redes sociales a veces puede interpretarse de forma generalizada en la que datos son usados para emitir juicios, diagnósticos, autodiagnósticos y demás.
No cabe duda que hoy más que nunca, el acceso a la información es fácil y así como el conocimiento es poder, también es nuestra responsabilidad aplicar el pensamiento crítico para seleccionar la información relevante, cuestionar sobre su veracidad, consultar con fuentes y contrastar con otra información; y finalmente si así lo deseamos, compartirla evitando deformar el mensaje principal en un efecto teléfono descompuesto que termina siendo desinformación.
En temas sobre salud mental y Psicología hay un gran riesgo si tomamos información como verdadera sin cuestionar. Aquí te comparto algunos puntos importantes al momento de buscar o recibir información en redes sociales:
No generalices. Los seres humanos vivimos en distintos contextos, nos relacionamos con distintas personas y tenemos características biológicas, sociales y psicológicas únicas; por lo tanto si ves un post que dice “Las personas que sufrieron de violencia durante su infancia tienden a ser agresivas con su pareja” y tu novio vivió una infancia con violencia, no quiere decir que necesariamente él vaya a ser de esa manera, ni que esa sea el único factor que determine que alguien puede ser agresivo.
Deja los diagnósticos a especialistas. Para hacer un diagnóstico de alguien es muy importante que la persona acuda a un especialista de la salud mental (psicólogo o psiquiatra) que, mediante una evaluación personalizada y con los instrumentos adecuados valore a la persona y su contexto para emitir o descartar un diagnóstico. Es muy común ver posts de Instagram, artículos de Blog y encabezados de noticias al estilo de “7 signos de las personas con depresión” o “Si haces estas cosas probablemente tengas un Trastorno límite de la personalidad”, esta información, si es creada por un profesional de la salud o por alguien que realizó una investigación profesional y seria, puede ayudar a las personas a conocer e identificar características de algún padecimiento, trastorno o condición; y motivarlas a consultar con un especialista.
Las fuentes son muy importantes. Toda información compartida debe mencionar de donde se obtuvo ésta, de no ser así se da por entendido que el autor o autora es quien la emite, ya sea como opinión propia o como resultado de alguna investigación. Cuando adquieras información de cualquier tipo, por más simple que parezca, es importante que conozcas de dónde viene para decidir qué tanta seriedad le darás a la misma. Por ejemplo, si lees algo como “Hacer ejercicio 3 veces al día mejora la salud física y mental”, suena como algo muy lógico y fácil de creer, pero no es lo mismo que lo diga una persona que por experiencia cree que así es, a que lo digan en una revista científica después de realizar una comparación de varias investigaciones al respecto.
Cuestiona. Algunas de las preguntas que puedes hacer son ¿cuáles son las fuentes?, ¿de cuándo es esta información?”, ¿esta información es mencionada en otros sitios, revistas o programas?, si es así, ¿por cuáles?; ¿esta información es real?.
Verifica la información antes de compartirla, además trata de incluir su fuente y si vas a dar tu opinión al respecto aclara que se trata de tu punto de vista.
Por último, la Psicología, como otras ciencias, está en constante evolución, por lo tanto hay teorías y datos que con el paso del tiempo han sido modificadas, verificadas o descartadas. Cada uno de nosotros como usuarios de la redes debemos cuestionar y usar cada uno de estos datos de forma responsable.
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